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martes, 20 de septiembre de 2016

DAÑO AUDITIVO POR ARMAS DE FUEGO


 INTRODUCCIÓN

            La cacería, la práctica de tiro al blanco o el entrenamiento militar son algunas de las actividades que generan exposición permanente o esporádica a ruido impulsivo que puede llegar a una intensidad de 165 decibeles o más, intensidad muy peligrosa para la audición.
            Un estudio polaco en el que participaron 18 cazadores, con una media de edad de 46,2 años respectivamente, descubrió que un elevado 72,2 % de los cazadores padecía pérdida auditiva. Sólo el 11,1 % tenía una audición completamente normal, y el restante 16,7 % tenía una audición normal únicamente en el oído más alejado de la escopeta. Un estudio similar reveló que el riesgo de sufrir daños en la capacidad auditiva aumenta en un 7 % por cada cinco años de práctica de caza. Se halló una tendencia similar entre quienes practican tiro al blanco.
            Así es, la exposición a disparos de armas de fuego es peligrosa para la audición. La patología traumática del órgano auditivo es muy compleja pues son muchas las variables implicadas: edad, tiempo de exposición, intensidad y frecuencia del ruido, sensibilidad individual, entre otras. Cabe preguntarse entonces: ¿cómo afecta a la audición la exposición al ruido que generan las armas de fuego?

Armas de fuego y daño auditivo

            Se ha establecido  que  cualquier  sonido  con intensidad mayor a 85 dB puede  dañar  el oído. Sobre 115 dB  siempre hay daño, incluso si el tiempo de exposición es corto.
            Dentro  del  espectro  sonoro,  los  sonidos  agudos,  prácticamente  inexistentes  en  la  naturaleza  y  creados  por  el  hombre,  son  más  nocivos  para  la  audición  que  los  sonidos graves,  para  los  cuales  el  oído  tiene  mayor  protección.   El  ritmo  con  el  cual  se  producen  los  ruidos  también  reviste  importancia:  son  más  nocivos  los  que  tienen  un  ritmo  discontinuo.
            El ruido impulsivo de las armas de fuego podría ser considerado entonces como muy peligroso para la audición, pues alcanza intensidades que van de los 132 dB a los 165 dB, y además presenta un aumento de presión sonora de muy rápido comienzo y de muy corta duración, lo que impide que los mecanismos protectores del oído puedan actuar. La detonación de armas utilizadas por personal policial, por ejemplo, tiene un tiempo de acción de cada disparo de 50 milisegundos, su nivel de intensidad oscila en los 150 dB (para el tirador) y el nivel sonoro continuo equivalente en los lugares de práctica de tiro oscila en los 105 dB.
            En clínica, la lesión transitoria o permanente del aparato auditivo por  exposición a ruido se conoce como trauma o traumatismo acústico. El trauma acústico se puede clasificar, según el tiempo de exposición al ruido, en: trauma acústico agudo (TAA) y trauma acústico crónico.

Traumatismo acústico agudo (TAA) por armas de fuego

         Corresponde a la alteración de la audición que ocurre como resultado de la exposición a ruidos de tipo impulsivo constituido por un solo impacto o bien una serie de impulsos repetidos separados por lapsos de igual o diferente duración, que puede ser transitorio o permanente según el tiempo y grado de exposición, uni o bilateral y afectar la porción neurosensorial y/o conductiva del oído. Lo más frecuente es que ocurra en accidentes militares y de trabajo.

Signos y síntomas

- Hipoacusia (sordera) sensorioneural uni o bilateral asimétrica, generalmente mayor en el oído izquierdo por la posición de la cabeza al tomar una escopeta o similar, con caída del umbral audiométrico o escotadura en la frecuencia de 4000 Hz. Puede ser transitoria con recuperación total de la audición o dejar secuelas.
- Hipoacusia mixta uni o bilateral cuando esta asociado  a un componente conductivo, es decir, cuando afecta además al oído medio por perforación timpánica y/o luxación o fractura de la cadena oscicular (martillo, yunque y estribo).
- Tinnitus o acúfenos (zumbido en los oídos) de alta frecuencia.

Patogenia

            El oído interno es incapaz de resistir una exposición sonora intensa, como el ruido provocado por las armas de fuego, sin sufrir una lesión del órgano de Corti, específicamente de los receptores auditivos (células ciliadas) que allí se encuentran.
            El reflejo acústico, que protege las estructuras internas del oído, se inicia cuando se somete al oído a un ruido 70 dB sobre el umbral de audición normal, provocando que los músculos del oído medio se contraigan y tensionen la cadena osicular (martillo, yunque y estribo) y la membrana timpánica, lo que hace resistente al oído medio al paso del sonido. Pero su inicio se retarda 25 a 150 mseg., dependiendo de la intensidad del sonido, lo que lleva a que el ruido de un disparo penetre en la cóclea antes que se active el reflejo acústico.
            El daño auditivo es el resultado del traumatismo que sufre el epitelio sensorial del caracol o cóclea. El mayor daño se produce en la base de este órgano, específicamente en la región frente a la ventana redonda, y por tanto más expuesta, que corresponde a los receptores de frecuencias agudas (4, 6 y 8 khz), aunque esto no significa que, si la exposición a ruido continúa, no se afecten las frecuencias de la zona de la palabra (500, 1000 y 2000 hz)
            El oído medio también puede sufrir daño por ruido. La membrana timpánica se puede perforar, generalmente en su cuadrante anteroinferior. Respecto a los huecesillos, el gran movimiento que genera la energía sonora puede generar rotaciones y posiciones extremas determinando ruptura de los ligamentos, fracturas e imposibilidad de retornar a su normal posición.

Trama acústico crónico por armas de fuego

         El trauma acústico crónico, a diferencia del TAA, es el daño auditivo permanente producido por estímulos sonoros, generalmente de menor intensidad, pero de duración más prolongada. Este tipo de lesión es irreversible y se asocia a quienes han estado expuestos por años a altos niveles de ruido permanente sin protección adecuada, por ejemplo en actividades de tiro o cacería.

Signos y síntomas

- Hipoacusia sensorioneural generalmente bilateral simétrica de perfil descendente en el audiograma, es decir con mayor afectación de las frecuencias agudas, comenzando con la frecuencia de 4000 Hz y afectando luego 6000 Hz y 8000 Hz y finalmente las frecuencias medias y graves. Esto se traduce en que la persona escucha pero no entiende lo que le dicen, principalmente cuando su interlocutor tiene una voz aguda.
- Tinnitus o acúfenos (zumbido en los oídos) de alta frecuencia.

Patogenia

           Lesión progresiva del órgano de Corti, específicamente de las células ciliadas externas por exposición prolongada a ruidos de 85 dB o más sin el uso de protectores auditivos adecuados. 
           A nivel histológico, se afecta primeramente la hilera externa de las células ciliadas externas ubicadas frente a la ventana redonda, y por tanto anatómicamente más expuestas al ruido, que codifican la frecuencia de 4000 Hz, con pérdida de cilios, kinocilios y finalmente degeneración celular completa. El daño luego se extiende a las otras hileras de células ciliadas externas y finalmente alcanza a las células ciliadas internas con involución de las terminaciones nerviosas por falta de estimulación.

Trauma acústico por explosiones

            Las  explosiones y detonaciones forman  un  grupo  aparte, pero las quise anexar pues  a  causa  de  la  gran  energía  física  que  generan,  también dan  lugar  a  lesiones  evidentes   del   oído   medio   e   interno, aunque su patogenia es un poca distinta a aquellas causadas por disparos de armas de fuego.

Patogenia

            El daño es evidentemente mayor y se  establece en fracciones  de  segundo  mediante  un  doble  mecanismo: 
a) La  onda  expansiva  ejerce  una  compresión  brusca  del tímpano  y  los  huesecillos.
b) Una  onda  de  aspiración  de  doble  duración  que  la  anterior ejerce  un  efecto  de succión.  Durante  la  primera  fase  predominan  las  lesiones  del  oído  medio,  y durante  la segunda,  las  del  oído  interno.

Signos y síntomas

- Otodinia  intensa (dolor de oídos) 
- Otorragia (homorragia de oídos)
- Otorraquia (salida de líquido cefalorraquideo por el conducto auditivo externo)
- Acúfenos o tinnitus (zumbidos o ruidos de oído)
- Hipoacusia (sordera) mixta bilateral de grado variable.
- Vértigo (sensación de giro del cuerpo o del ambiente).

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO

            La pérdida de audición por exposición a ruido puede evitarse:

- Limitando la exposición al ruido intenso.
- Reduciendo el nivel de ruido siempre que sea posible (usando protectores de oído, como tapones de plástico que se colocan en los canales auditivos o bien almohadillas llenas de glicerina que cubren las orejas)
- Permaneciendo alejado de las fuentes de ruido. Cuanto más fuerte es el ruido, menos tiempo debería pasarse cerca de él.
- Educar a la población sobre los riesgos de profesiones y aficiones potencialmente peligrosas para el órgano de la audición.

            No existe un tratamiento completamente eficaz, especialmente cuando el daño es de tipo irreversible. La clave está en la prevención. Se puede administrar algún fármaco que alivie el dolor, pero esto no mejorará el umbral de audición del afectado. La cirugía reconstructiva y el uso de audioprótesis quedarán a criterio del medico otorrinolaringólogo.

CONCLUSIÓN

         Al contrario de lo que se piensa, no tenemos la capacidad de fortalecer nuestros oídos para que soporten altos niveles de ruido. Si alguien piensa que tolera mejor los ruidos, previa exposición a ellos, está muy equivocado. Lo más probable es que ya tenga una pérdida auditiva irreversible.
            El ruido produce lesiones a nivel de oído medio e interno que se traducen en un descenso del nivel de audición, presencia permanente de ruidos molestos y dolor de oídos, entre otros.
            Lamentablemente, muchas personas no son conscientes de la importancia de cuidar la audición, y se exponen de forma irresponsable a niveles de ruido que representan un peligro para su salud.

Licenciada Vanessa Uribe Vargas
Tecnólogo Médico con especialidad en otorrinolaringología
Universidad Austral de Chile.




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